La historia de la movilidad eléctrica en México en 2025 es una de contrastes a alta velocidad. El país está consolidando su estatus como potencia manufacturera de vehículos eléctricos, con una producción proyectada de más de 250,000 unidades eléctricas solo este año, pero la red de recarga pública enfrenta una brecha de inversión de 10,000 millones de dólares. Esta desconexión, entre un motor de exportación en auge y una infraestructura doméstica que va retrasada, es exactamente donde se está construyendo el mercado CPO mexicano, y donde reside el mayor potencial para 2026.
De emergente a industrializante
México ha pasado de “emergente” a “industrializante.” La producción nacional ha aumentado considerablemente mientras los fabricantes globales reposicionan sus plantas mexicanas como centros de exportación. Con 439 empresas activas ahora en la cadena local de suministro de vehículos eléctricos (un aumento del 37% en menos de un año), México ha superado a competidores asiáticos como principal exportador de vehículos eléctricos a Estados Unidos.
Sin embargo, el panorama interno está cambiando. Bajo el “Plan México”, el objetivo no es solo exportar, sino aumentar el consumo interno.
En el lado de la demanda, el mercado se está consolidando. La EMA (Electro Movilidad Asociación) informa que se vendieron 43,656 vehículos de bajas emisiones solo en el primer semestre de 2025, un aumento del 40% anual. Mientras que los híbridos (HEVs y PHEVs) funcionan actualmente como puente, las ventas de vehículos totalmente eléctricos crecieron un 33.7%. Para 2030, se proyecta que los vehículos eléctricos e híbridos representen el 39% de la producción total.
El riesgo geopolítico: neutralidad tecnológica
Se está desencadenando una batalla crítica sobre quién suministra esta demanda. Con importaciones asiáticas asequibles impulsando la adopción, organismos de la industria como la EMA están promoviendo fuertemente la “neutralidad tecnológica”, argumentando que restringir vehículos según su origen (aranceles a fabricantes chinos) ralentizaría la transición y perjudicaría a los consumidores. Para los inversores, este debate de políticas es la variable clave a observar: los aranceles restrictivos podrían enfriar el mercado, mientras que las fronteras abiertas acelerarán la necesidad de infraestructura de recarga.
El problema real: una brecha cualitativa en la recarga
Observar solo el número de conectores oculta la gravedad del déficit. Oficialmente, México cuenta con alrededor de 51,800 conectores, pero el detalle es importante:
Esto resulta en una proporción de 41 vehículos eléctricos por cargador público, mucho mayor que el estándar global de aproximadamente 10:1. Para soportar la flota proyectada de más de 750,000 vehículos eléctricos para 2030, el país necesita casi 291,000 puntos de recarga.
El capital requerido para cubrir esta brecha se estima en 10.4 mil millones de dólares. La mayor parte de la infraestructura existente está concentrada en el “Triángulo Dorado” (Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey), dejando corredores rurales como “desiertos de recarga”, lo que genera límites operativos para las flotas logísticas.
Gran capital, reglas estrictas: cómo se está formando el mercado CPO
A pesar de este déficit, el mercado CPO mexicano está atrayendo grandes inversores. Se han anunciado inversiones superiores a 1.7 mil millones de dólares, pero el despliegue exitoso ahora requiere una estricta adhesión a la planificación estatal.
Mediante las regulaciones de Planeación y Transición Energética, SENER (Secretaría de Energía de México) y CFE (Comisión Federal de Electricidad, la empresa estatal que opera la red nacional) ejercen ahora la “planeación vinculante”. Los proyectos privados deben alinearse con el refuerzo de la red nacional. Además, las nuevas Disposiciones Administrativas Generales (DACG) exigen que los nuevos proyectos renovables a gran escala incluyan un 30% de almacenamiento en baterías, estabilizando indirectamente la red para la recarga de vehículos eléctricos. Los incentivos fiscales son agresivos: decretos recientes permiten deducciones inmediatas del 83 al 100% sobre activos de recarga, y la exención ISAN (impuesto a autos nuevos) continúa incentivando la compra de vehículos.
Sesgo urbano y el “Océano Azul” fuera del triángulo
A corto plazo, el capital fluye hacia centros urbanos. Pero el Índice de Recarga EV revela un cambio en la psicología del consumidor: el costo operativo ahora está al mismo nivel que la protección ambiental como el principal motivador para la compra de vehículos eléctricos.
Esto indica una oportunidad de “Océano Azul” fuera de las principales ciudades. Actores locales están convirtiendo gasolineras en hubs de recarga, aprovechando las reglas de generación distribuida que permiten instalación de energía solar in situ (hasta cerca de 0.5 MW) para reducir el Costo Nivelado de Energía (LCOE), atrayendo directamente al conductor consciente de los costos que necesita cargar más barato que la gasolina.
“Hecho en México”: Olinia y Taruk
La transición de México también está siendo impulsada por tecnología doméstica:
Olinia Micro-EV: Con precios entre 4,500 y 7,500 dólares, estos vehículos buscan democratizar el acceso para conductores urbanos, con lanzamiento previsto alrededor del Mundial de 2026.
Autobús eléctrico Taruk: Desarrollado por MegaFlux y DINA, Taruk es el primer e-bus certificado de manufactura nacional. Con un costo unitario de 5 a 6 millones de pesos y opciones de autonomía hasta 385 km, está diseñado para la topografía mexicana. La escala de esta oportunidad es enorme: México necesita reemplazar 400,000 autobuses en los próximos 20 años. Esto impulsará la demanda de depósitos de alta capacidad y multi-megavatio, no solo de cargadores AC dispersos.
Perspectiva del CEO
En Dodona vemos a México como un mercado donde la estrategia gubernamental, el fortalecimiento de la red y el capital privado para infraestructura de e-movilidad avanzan casi simultáneamente, pero no siempre a la misma velocidad. Los inversores y operadores que triunfarán serán aquellos que consideren la regulación como un insumo más, y no como la única restricción. Si se logran mapear planes de SENER y CFE, puntos calientes de adopción, rutas de flotas y restricciones de conexión en un solo modelo, se podrán elegir ubicaciones que sigan teniendo sentido dentro de 10 años. Esa es exactamente la inteligencia de decisión que ofrecemos.
Lo que esto significa para inversores y operadores de flotas
Tres puntos definen la oportunidad para 2026:
Cómo Dodona te ayuda a actuar
Dodona trabaja con inversores, CPOs y OEM para navegar esta oportunidad:
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Fuentes y lecturas adicionales